El niño se ha hecho mayor.

___El niño.___

Durante años, para muchos, el cine español ha sido el pobretón de la industria global. A los que nos gusta el cine minimalista, el que con cuatro duros plasma un guión brillante, ya nos valía. Pero aquel cine de historias sencillas dejaba fuera otro tipo de público, el de los amantes del bombo y platillo del otro lado del charco. Hace un tiempo ya que nuestro cine viene demostrando que las cosas han cambiado y El Niño despliega toda su magnificencia para consolidar esta nueva era.

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Daniel Monzón ha rodado una película vibrante. Con un ritmo imparable, trepidante, que no te deja caer en el vacío de las escenas muertas ni un solo segundo. Es imposible apartar la mirada de la pantalla, parpadear o atreverse a mirar el reloj. Las dos horas diez pasan volando. Se trata de una producción al más puro estilo hollywoodiense que cuenta la historia de dos chicos de clase baja que deciden incurrir en el mundo del narcotráfico en la bahía de Algeciras, desafiando sin miedo a los más altos narcos de la zona. Un entregado policía, Luis Tosar, será el encargado de atarlos corto y desmontar sus sueños de grandes magnates de la droga. La película está llena de escenas de acción, rodadas con maestría y recursos. Nada de cutreces. Aquí hay chicha. La trama se va enmarañando. Primero, algo inconexa, para más tarde encajar cada pieza. A pesar de que a priori podría parecer una película sin huella ni sello, el film tiene su magia. La fotografía es realmente bella. Es cálida, exótica y especiada. Tan atractiva como el dinero fácil de la droga; tan seductora como la penetrante mirada del niño. La realización es sensorial. Los planos, cuidados y pensados, escapan de la corrección y del molde propio del género. Los diálogos son frescos, reales y coñeros. El film, además, tiene el gancho de los personajes arquetipo. Entre los polis: el de raza, el funcionario y el corrupto; entre los pobres desgraciados: el buscavidas, el bobo graciosillo y el inteligente con un par. Y entre los villanos… Bueno, pues eso, villanos. Cabrones, listos y poderosos. El_niño-Reparto-Daniel_Monzón-2014

La desesperación y la justicia cruzan miradas constantemente a través de los dos protagonistas. De un lado, los ojos pardos de un policía que atesora palos de la vida; una mirada camuflada entre unas pobladas cejas que esconden un dolor nunca expresado. Por otro, un brillante e inquietante azul que refleja la viveza del que empieza a dejar de ser niño pero todavía conserva la inocencia y la nobleza del que no ha dejado de serlo. Tosar cumple pero no sorprende. Tal vez sea porque su personaje no acaba de calar (nada que ver con el dibujadísimo Mala Madre). Destaca en cambio el trío formado por los jóvenes camellos, coordinando sus interpretaciones para ofrecer una visión global de la desesperación.

Una película eficaz, más que correcta, entretenida y rodada con mano firme. Un film interesante pero que no acaba de romper moldes ni de brillar como Celda 211. Una película, eso sí, que viene a recordarnos que el otro niño, el cine español, hace ya tiempo que se hizo mayor.

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