Cuando ya no hay un mañana.

___Regreso a Ítaca___

Frustración, miedo, desilusión, desesperanza, resignación. Sentimientos, por desgracia, comunes en los seres humanos. Llevaderos hasta que uno se pierde en ellos, porque entonces se ha perdido a sí mismo. Esperar el futuro con confianza es un efectivo ejercicio para no perder la fe en la vida. Distinto es cuando el futuro, un día cualquiera, se presenta ante tu puerta sin nada nuevo, sin nada mejor. Regreso a Ítaca es una película fantástica que abunda en este vacío existencial.

Cinco amigos de juventud se reencuentran en la terraza de un edificio junto al malecón de la Habana. ¿El motivo? Uno de ellos, 16 años exiliado en España, ha regresado a Cuba. Fumar, beber y recordar. Pero también, reprochar, escupir verdades y lavar trapos sucios. Casi dos horas de conversación entre amigos que guían al espectador en un viaje a través de la historia de Cuba; la de verdad, la de la gente, la de a pie de calle, la que merece la pena conocer y no olvidar. Los cinco personajes, esperanzados e ilusionados cuando tenían esa edad en la que soñar todavía no es una pérdida de tiempo, se ven las caras de nuevo para hablar de lo que nunca hablaron, para admitir que el día que todos esperaban nunca llegó y que la desesperanza y el drama personal los han alcanzado a cada uno de ellos, incuso a los que se esconden tras el fino velo del éxito a medias. Tocados y hundidos. El peso de la edad y el del régimen cubano descansa sobre sus ya encorvadas espaldas de adultos conocedores de la verdad sobre la vida.

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Es un film que entra despacito, de puntillas, pero que poco a poco despega para llegar a lo más alto. Es de lo más sencillo y austero a nivel formal, pero esconde un poso inmenso cargado de rencores, miedos y amor. Las conversaciones, cotidianas y fluidas, encierran una carga política y social sobrecogedora. Los diálogos son tan frescos, tan dinámicos y están tan bien interpretados que uno duda por un momento que aquello haya sido guionizado. Todo parece una enorme casualidad. La cámara pasaba por allí y encontró cinco historias sensacionales que pedían a gritos ser contadas. Laurent Cantet dedica una parte del metraje al desarrollo de cada personaje. La narración salta de uno a otro para excavar en el drama individual y construir sobre el colectivo.

Una única localización y cinco actores tan creíbles que por momentos dejan de serlo. Tan oportunos en sus gestos, movimientos y palabras que nada en ellos remite a la ficción. Increíble trabajo actoral y de dirección. Para los amantes del cine de conversación, de esas cintas en las que parece no ocurrir nada pero un todo arrollador subyace, Regreso a Ítaca es imprescindible.

Retour à Ithaque _ Return to Ithaca (Foto película) 7069

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