Cuestión de actitud.
___Los ojos amarillos de los cocodrilos.___
El éxito está compuesto por dos elementos esenciales: la aptitud y la actitud. O lo que es lo mismo, el qué y el cómo. Pero, ¿qué es más importante? El talento es fundamental para triunfar pero aquello que lo catapulta a la cima es cómo lo mostremos al mundo, cómo lo vendemos, cómo nos vendemos. Los ojos amarillos de los cocodrilos versa sobre esta idea.
El film nos muestra la clásica disputa entre hermanas: la inteligente versus la hermosa; el ratón de biblioteca frente a la reina del cóctel de media tarde; el éxito efímero y superficial contra el triunfo personal y silencioso. Una premisa interesante si no fuera porque este punto de partida los creadores de ficción lo han utilizado hasta la saciedad. Y en este film, la idea inicial se queda en cuentecito inocente. Y es una pena porque esta confrontación está más vigente que nunca. El éxito es una meta que la sociedad nos exige, y cada vez más. No alcanzarla significa el anonimato absoluto; y este, la peor condena para un ser humano del siglo XXI, una época en la que no ser popular es peor que la muerte. Nos hemos consagrado a la búsqueda de la felicidad, entendiéndola como la vida que nos espera una vez alcancemos el éxito. ¿Pero qué es el éxito? ¿Qué determina su consecución? En los tiempos que corren, está claro que este nada tiene que ver con llegar a conocerse a uno mismo ni con sentirse a gusto con el hallazgo ni con ser capaces de sentir amor ni con apreciar lo que uno tiene… En nuestra sociedad, el éxito se mide en likes de Facebook, en ceros de un sueldo o en base al grado de repercusión mediática que tiene una profesión. En fin, que el tema da par un amplio debate, pero la película de Cécile Telerman (adaptación de la trilogía de Katherine Pancol) no profundiza lo suficiente como para generarlo.
Desde el punto de vista narrativo, los personajes no acaban de dibujarse del todo, tal vez las interpretaciones no ayuden: la falsa inseguridad de una protagonista que no te crees; los labios morcilleros de Emmanuelle Béart, que distraen la atención de su personaje, la histriónica y caricaturizada “Palillo”… Por otro lado, las subtramas que sobrevuelan el eje central resultan inconexas y pobres. Ni suman ni evolucionan con paso firme. La trama principal sí lo hace correctamente, pero el drama se queda en anécdota cuando podía haber sido mucho más duro y personal. El ritmo es apresurado y las constantes elipsis temporales, demasiado evidentes. Convertir una trilogía en película, a pesar de alargarla hasta las dos horas y poco, no es tarea fácil. El film se deja ver pero no emociona. Entretiene pero no invita a la reflexión. Avanza pero no arrolla a su paso. Demasiado azúcar como para no salir con dolor de estómago.
siiiiiii… ya es un paso!! ;-)
… y tambien es un placer leerte, que lo sepasssssssss!!
¿Sabes? dias atras mi hijo, que solo tiene 9 años, me comentaba que se habia dado cuenta que en DisneyChanel, el canal que tiene por logo una rata (todos sabemos qué es una rata), tiene series de dibujos y de personajes reales… se habia dado cuenta que en todas las series de este canal en las que aparecen personajes reales (dentro de horario infantil) el protagonista de la serie es una chica, y que ésta intentaba conseguir el exito (en el colegio, en la musica,…).
Ostras… yo no habia caido en la cuenta de esa constante de la cadena de la rata, y mi hijo se dió cuenta él solito.
Ahora comentas una pelicula que abunda en la misma “constante”: las mujeres con éxito.
¿Curioso no?
Dejando de lado qué es “éxito” y qué es lo que ha sido considerado “éxito” en una mujer desde que el mundo es mundo (bueno… desde que el mundo es mundo hasta el advenimiento de la modernidad, por supuesto) seria interesante que TODOS nos hicieramos una reflexión: ¿cambio yo en algo por qué los demas piensen de mi que soy una mierda?¿cambio yo en algo por qué los demas me tengan envidia por mis triunfos?. La respuesta es evidente: sigo siendo la misma persona opinen los demas de mi lo que tengan a bien opinar.
Como bien dices, el exito no debe basarse en el cargo, en los ceros de la cuenta bancaria, en la belleza,… Si algo nos distingue de los animales es “nuestra capacidad de conocer”. Desde mi punto de vista hablar de éxito sólo tiene sentido en una coordenada: el conocimiento. Cuanto mas “conoce” un ser humano más ser humano es y por tanto mas realizado está.
;-)
Jo!… que pesao que pongo! ;-)
Completamente de acuerdo. El problema es que tenemos el seso tan lavadito que casi es imposible evitar caer en la trampa. Tener una actitud crítica en este sentido no es suficiente, ni garantiza escapar de la tiranía del consumismo, el materialismo y las falsas necesidades. Es una pena pero es así. Yo soy la primera que siempre quiero más, ya lo sabes. Pero al menos soy consciente del engaño, que ya es un paso. Siempre es un placer leerte, you know ; P