La vida de Adèle. La vida.
Una sala pequeña. Todas las butacas ocupadas. “¡Bien! Todavía queda gente que disfruta con el buen cine”, pienso. La primera fila está vacía, y casi dentro de la pantalla. Por suerte, en la segunda, cinco o seis butacas están libres. No queda más remedio que verle los poros a Adèle. Un dato. Barcelona, 8 salas de cine en las que proyectan la película. Valencia, solo dos para la que ha sido Palma de Oro (mejor película) en Cannes 2013. Esto ya nos indica el nivel de distribución del cine europeo de calidad en este bendito país. Es mucho más rentable vender músculos, tetas y romances de cuento. ¡Dónde va a parar!
En La vida de Adèle hablamos de otro cine. Del que casi se puede palpar. Del que está narrado tan de cerca que hueles la piel de la protagonista. Ese cine que está más próximo al documental que a la ficción enlatada que la mayoría de distribuidoras nos intenta colar. Es un cine contado y contemplado desde dentro. Y la distancia entre el espectador y el relato es casi inexistente. La historia, en este caso, no es excepcional. No es original. No tiene nada de nuevo, de sorprendente o de extraordinario. Es una historia normal, que le pasa a una chica normal en un barrio normal con gente normal. Nada en este relato nos quita el hipo, al menos en cuanto al contenido. Lo importante aquí no es el qué, sin el cómo. Cómo el director se mete bajo la piel de unos personajes y les insufla vida de un modo asombroso.
Abdellatif Kechiche realiza un minucioso estudio de los rostros, los cuerpos, la comida, el cabello, el llanto, la imperfección, los sentimientos y el sexo, el cual cobra un gran protagonismo en este film. Después hablaremos de él. Todo está contado muy de cerca y sin ningún afán por embellecer lo que la cámara ve. Los restos de comida en la comisura de los labios, los poros de la piel, el acné juvenil. Valores de plano muy cortos que descubren la realidad tal cual es, casi robándola. Trozos de vida bellos precisamente por la falta de interés en que lo sean. La cercanía es tal que es imposible no conmoverse ante lo que Kechiche narra.
La elipsis temporal es uno de los elementos con el que el director se divierte jugando. La medida de tiempo es inexacta. No nos avisa cuando pasan tres años de golpe y, sin embargo, nos sorprende con un acto sexual casi a tiempo real. El paso del tiempo es casi intuitivo, sugerido, una mera guía. La evolución de los personajes no se explica, se descubre poco a poco, se adivina.
Uno de los fetiches de la película, sin duda, es el pelo de ella, de Adèle. Fascinante cómo el director lo utiliza para narrar la evolución psicológica y emocional de la protagonista. Recogido y enmarañado en el caos adolescente inicial. Suelto y revuelto en el desenfreno propio del dejarse llevar. Clásico para una Adèle madura y maltrecha. Gran parte de la sensualidad de la protagonista recae en su melena, en el juego que perpetran entre actriz y director.
Y ella, Adèle Exarchopoulos (pues comparte nombre con el personaje). Qué no decir de esta mujer. Real, conmovedora y ardiente interpretación. No me imagino con mis 19 años interpretando un papel con semejante carga emocional y sexual, muy sexual. Y es que el sexo, sin duda, ha sido uno de los motores de la polémica, la controversia y, por qué no decirlo, del morbo y el interés despertado por la película, sin menospreciar ni mucho menos el merecido galardón. El sexo en esta película es explícito, real y muy intenso. Las escenas de cama están narradas con la misma minuciosidad que el resto del film. Texturas, sonidos e incluso olores. No soy una gran partidaria del sexo en el cine pero si hay que mostrarlo, este es el sexo real, el que se da entre dos personas reales, sin maquillaje, ni edulcorantes y como única banda sonora los gemidos y el roce de los cuerpos. En Habitación en Roma, Julio Medem ya dio los primeros pasos por el camino del sexo lésbico, pero no hay color. Y no se trata de ver quién muestra la escena más picante entre dos mujeres. De hecho, dudo que la representación de Abdellatif Kechiche encienda entrepiernas. Al contrario, tal y como ocurre en la vida real, el sexo entre dos personas es entre esas dos personas y poco le puede interesar al resto. Se trata, por tanto, de mostrar el sexo sin tópicos, sin artificio, sin intención alguna por embellecer un acto animal, instintivo y descontrolado. Medem convirtió el sexo entre dos mujeres en un relato casi onírico. Kechiche no lo convierte, lo enseña.
La vida de Adèle, un peliculón, también en el sentido literal de la palabra pues el relato dura nada menos que tres horas. Si buscas una historia que rompa moldes, no la veas, pues es un relato de gente real. Si buscas la vida según San Hollywood, no la veas, pues no encontrarás ni pizca de maquillaje narrativo y/o visual. Si buscas escenas de sexo pasadas de edulcorante y con pajaritos de fondo, olvídate, el sexo es sexo y los orgasmos femeninos instantáneos que nos muestra la fábrica de sueños no existen.
La vida de Adèle podría ser la vida de cualquiera. Contada, eso sí, como nadie lo haría.
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Esta es la película más machista que he visto en mi vida… Además de ser un bodrio de película, aburridísima, interminable, deshilvanada y absurda, tiene la desfachatez de frivolizar hasta extremos increíbles con las relaciones homosexuales entre mujeres. Toda ella me parece una predecible y tópica fantasía masculina además de perversa, tanto ella como sus intenciones, porque me parece repugnante cómo se abusó de estas dos actrices jóvenes por parte de un director ávido de morbo. Creo que no hacía ninguna falta mostrar tantísimo sexo y que si se hizo así fue únicamente para buscar polémica y audiencia, que se cargaron una novela original extraordinaria en función solo de la búsqueda de esta fantasía masculina heterosexual, que si hubieran sido dos hombres los protagonistas no habrían ido tan lejos las escenas de cama y tampoco la película habría sido tan alabada ni tan premiada y que de hecho si fue así fue porque los críticos (hombres heterosexuales, recordemos, en su mayoría) la valoraron más con los genitales que con el cerebro, ya que objetivamente es una historia bastante mediocre que no aporta nada.
Sobre ella se ha discutido mucho sobre que si no es pornográfica, que si las escenas sexuales son gratuitas o no, que la historia original fue escrita por una mujer lesbiana y un hombre heterosexual se ha encargado de degradarla (cosa en la que estoy de acuerdo), que si en realidad está mostrando la realidad de cualquier relación, no sólo homosexual, blablablá. Pues que nadie se lleve a engaño, puesto que como suele decirse, “la respuesta más obvia es siempre la correcta”: la película puede parecer pornográfica y tener escenas gratuitamente morbosas, pero ES realmente una película pornográfica y gratuitamente morbosa.
No eres el primer lector que lo comenta. A mí me pareció una película íntima, personal y muy bien contada. Si por el algo se caracteriza el porno es por el artificio y la falta de realismo. En esta película yo no veo ni un atisbo de esto. Lo que veo es el sexo sin la capa mágica con la que normalmente lo cubre el cine romántico. El sexo es sexo, con sus imperfecciones. Que la escena es demasiado larga y demasiado minuciosa? Sí, estoy de acuerdo. Pero no veo porno. Me parece mucho más pornografía, en este sentido de irreal que te comentaba, Habitación en Roma. Igualmente, entiendo tu postura y me encanta que haya todo tipo de opiniones. Muchas gracias por comentar. Un saludo.
¿Por qué tantas lesbianas estamos en contra de esta película? Aquí enumeramos las razones:
– Fomenta tópicos machistas y morbo gratuito.
– Vulgariza impunemente la maravillosa obra original, #Elazuleselcolormascalido, de #JulieMaroh, y la sexualiza convirtiéndola en basura.
– Reduce la imagen de las lesbianas a mera pornografía para hombres y la relación entre ellas a una frívola fantasía machista.
– Cosifica y explota a las actrices, #LeaSeydoux y #AdeleExarchopoulos, para hacer de ellas simples objetos masturbatorios.
– Ningunea todos los temas profundos del cómic original, así como su buen gusto y sensibilidad, sacrificando su importancia para centrarse únicamente en la explicitud de unas larguísimas escenas sexuales totalmente innecesarias para la trama.
– Intenta convencer al espectador de que estas escenas son imprescindibles para entender la vida de la protagonista, y en cambio no se regodea ni la décima parte con las escenas de cama heterosexuales (también supuestamente importantes para entender la vida de la protagonista y su evolución).
– Convierte la visibilización y normalización lésbica en puro morbo para voyeurs y pajilleros.
– #AbdelatifKechiche demuestra una total falta de respeto hacia la idea original concebida por la autora.
– Es una película mediocre premiada y alabada injustamente sólo por su reclamo sexual, sin el cual la historia no destaca por nada y habría pasado completamente desapercibida.
– Es ofensiva para las lesbianas, utilizadas una vez más para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino.
– Toma por idiota al espectador queriendo venderle una supuesta gran historia de amor que no es más que vulgar pornografía.
– Desaprovecha un fantástico material original y lo que podía haber sido una valiosa y memorable obra de referencia queda reducida al reclamo fácil y comercial.
– Todo lo anterior se corrobora también con las eróticas fotos promocionales y la sexualizada campaña de publicidad.
Sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… porque mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance.
Soy lesbiana y estoy muy harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, poses ridículas y morbo facilón para arrastrar a la gente a verla y convertirla en vouyers.
Sin esas largas escenas de sexo la película habría ganado en dignidad y fuerza, precisamente es contraproducente a su causa este excesivo regodeo. En lugar de estas escenas (o de gran parte de ellas) se podría haber aprovechado metraje e incluir, por ejemplo, una escena de ataque homófobo de los que están tan tristemente vigentes en Francia u otros países europeos, eso sí contribuiría a una mayor sensibilización del público y no una escena como la de las tijeras con la que la película cae en el ridículo, se descalifica a sí misma y le da la razón a quienes afirman que es pornografía mostrada sólo con el propósito de excitar. ¿Cuál es la intención si no de regodearse de tal manera? ¿Si no vemos ocho orgasmos no entendemos la pasión entre ambas protagonistas? ¿O la “necesidad” de meter estos quince minutos de sexo salvaje era porque si no nadie aguantaría tres horas soporíferas viendo a una actriz con cara de empanada? Mucho más importante y vital para la trama era la escena suprimida en el montaje final de los padres de Adèle echándola de casa cuando la pillan en la cama con Emma, que en el cómic marca un punto de inflexión importantísimo en la vida de la protagonista y así debería haber sido igualmente en la película para entender mejor su desamparo y su soledad. ¿Por qué se suprimió entonces? ¿Para darle más minutos al sexo? Resulta incomprensible.
Me pregunto cómo es posible que nadie (o muy pocos) vean lo que es en realidad esta película: una fantasía pornográfica de un director heterosexual, basándose en un juicio apriorístico de cómo follan dos lesbianas que no es más que su propio deseo puesto en imágenes (y además tiránicamente, en plan “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo mientras babeo). De haber sido dos hombres los protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría sido tan brillante para los críticos. Si la pareja hubiera sido heterosexual y si el sexo, aunque realista, hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes…
Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una larguísima escena de sexo hecha desde el punto de vista de un observador masculino que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales deben ser aquellas que despiertan los deseos del público. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más.
Esta película no hace ningún favor a la causa homosexual, más bien todo lo contrario.
Si me extiendo tanto y me expreso con tanta vehemencia es porque quiero que mi punto de vista (que es el de muchas lesbianas también) ayude a entender por qué tanta indignación justificada con esta película, por eso insisto en dar explicaciones de lo que considero que es un enfado lógico (el que también siente la propia autora del cómic) y no una pura histeria “porque sí”.
Recomiendo encarecidamente la lectura del cómic original para que cualquiera compruebe la diferencia por sí mismo en todo cuanto afirmo: claro que hay sexo, de hecho nadie niega la necesidad de que lo haya, pero está tratado de una manera completamente diferente: con buen gusto, sensibilidad y respeto. Son escenas estéticas y realistas, no tan facilonas, exageradas y burdas como en la película, donde la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola. La autora, Julie Maroh, también expresó su indignación al respecto. Conste, insisto, que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como “arte”. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual.
Tened por seguro que si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” o una historia de amor con dos hombres como protagonistas, ni de coña se habría recreado tanto. Es por este cúmulo de circunstancias por el que las lesbianas nos sentimos tan ofendidas: se nos reduce siempre a lo mismo, al mismo papel de objetos destinados a dar placer o morbo a la audiencia… Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas. Será quizá porque la cosificación sexual de la mujer es algo tan enquistado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, lo tenemos tan admitido, que ni se permite darle la vuelta cuando alguien lo cuestiona (y entonces, de hacerlo, se nos tacha de histéricas, mojigatas o estrechas de mente, como si confundiéramos “abiertos de mente” con “necesidad de mostrar sexo explícito”) y, como siempre, se visibiliza a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película fácil, vulgar, pornográfica, con todo lo que podía haber dado de sí (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.)… Creo sinceramente que Kechiche no quiso desarrollar con la misma extensión y profundidad ningún otro tema más que el sexual, disfrazando tal cantidad exagerada de escenas pornográficas bajo tres horas de “cine” y “arte”. El director parece que sólo se dirige a un público específico para que alabe su obra. Podía haber hecho una verdadera maravilla, pero se dejó cegar por el recurso más fácil y explícito. Es verdaderamente una lástima.
Hola, Paula. Primero que nada, felicitarte por tu análisis. Me ha gustado mucho leerte. Tengo que decir que estoy de acuerdo contigo en muchos de los puntos que mencionas. Es cierto que el sexo tiene una presencia excesiva en esta película. Y creo que la escena de 10 minutos podría haber sido más corta y menos detallada. Pero también creo que toda la película está contada así, de cerca, desde dentro, sobre la piel, y plantear otro tipo de representación sexual habría sido incoherente. Pero sí, el lesbianismo siempre es objeto de morbo. También estoy de acuerdo contigo en que los conflictos de ella podrían haber sido abordados con más profundidad. El que no ha pasado por ahí no tiene ni idea de lo que es. No estoy de acuerdo en la crítica que haces de la actriz. La interpretación de Adèle me parece sobresaliente. Creo que ambas bordan un papel muy complicado. De todos modos, entiendo perfectamente tu enfado y promete leerme el comic y volver a escribirte después. Quizá entienda mejor tu postura. Muchas gracias por participar en el debate. Espero volver a verte por aquí. Siempre es un placer escuchar opiniones diferentes a la propia. Saludos!
Gracias a ti por tu comprensión, Irishsiri. La indignación cuyos motivos intento explicar no se debe a ningún fanatismo militante ni es una mera “pataleta”. Muchas lesbianas estamos muy hartas de escuchar tantas alabanzas sobre esta película. Si alguien quiere hacer porno, que lo haga, pero que no lo justifique haciendo ver que defiende algo o a alguien y sobre todo que se atreva a llamarlo por su nombre y a no disfrazarlo de otra cosa. Está claro que a los hombres heterosexuales el tema lésbico les encanta y les atrae muchísimo, pero se les ve mucho el plumero para que luego lo nieguen con tanta hipocresía… Lo que ha rodado Kechiche no es arte, es simplemente pornografía para canalizar sus propias fantasías y disfrazarlas a través de tres horas de “pasión”, “filosofía de los cuerpos” y “sensibilidad”, y si algo me molesta especialmente en esta vida es que traten de venderme una moto falsa o que quieran hacerme comulgar con ruedas de molino.
El tema de la justificación a toda costa del sexo explícito me parece muy cansino de puro evidente. Es más: creo que forma parte de una corriente pseudoprogresista que confunde tías en pelotas con apertura de mente. Y no me lo trago: una tía desnuda en una peli de autor está tan desnuda como una tía desnuda en una peli de Pajares. De hecho, la actitud del cine de Pajares me parece más honesta… El cuadro del tipo que se excita viendo sexo entre dos mujeres es tan antiguo como el mundo, y “La vida de Adèle” no hace sino alimentar la fantasía de la que se nutren las películas porno de toda la vida. No entiendo con qué derecho este director se ha atrevido a utilizar a las lesbianas a través de una película que no es más que una apropiación machista y morbosa de su sexualidad.
En ningún momento digo que el sexo sobre en una película o que haya que taparlo. El sexo puede ser explícito y necesario en una película, claro que sí, pero cuando se muestra de manera tan evidentemente morbosa, degenerada (con respecto al cómic) y vulgarizada como aquí pues sí, me sobra, porque ver unas tijeras de 10 minutos no creo que me aporte nada al resto del argumento, ni a mí ni a nadie, salvo mera excitación o morbo… eso es lo indignante, que en ellas el director está lejos de ser ingenuo o esteta al haberlas rodado, sino morboso. Nuestra indignación (mía y de muchas lesbianas) radica en el hecho de que la mirada de este director es bastante hipócrita, porque nos quiere vender unas escenas sexuales supuestamente filmadas con realismo, belleza y sensibilidad cuando lo que vemos es pura recreación pornográfica con fines comerciales. El sexo lésbico vende, y eso el director lo sabía y por eso lo ha explotado, por eso todas las justificaciones de estas escenas nos parecen cuentos y engaños bastante perversos. Creo que muchos tíos han visto la peli sólo buscando las escenas porno, es más, esas escenas ya aparecen insertadas desgraciadamente en muchas páginas porno de internet o incluso el vídeo entero de 10 minutos se puede encontrar fácilmente si se quiere ver porno lésbico…
Eso es lo triste. Nos ha costado mucho que a las lesbianas se nos respete (y aún nos sigue costando diariamente) para que nos tengamos que ver expuestas de este modo y se nos visibilice sólo para fomentar el mito erótico frente al público mayoritariamente masculino, lo cual además resulta de muy mal gusto y muy frustrante, porque sentimos que es como si al exponer nuestro disgusto nos increparan: “¡Encima que os visibilizamos y de una manera artística además, os quejáis cuando deberíais aplaudir, sois unas histéricas y unas puritanas!”. Es casi como cuando las mujeres se ven “obligadas” a agradecer ese piropo que reciben por la calle sin haberlo pedido. Sinceramente creo que el día que veamos penes en pantalla con la misma frecuencia con que vemos coños y tetas podremos empezar a hablar de igualdad… y hasta que no vea una película de este mismo director que se recree durante diez minutos en dos hombres gays practicando un “justificadísimo” y “bellísimo” sexo anal seguiré pensando que Kechiche es un vulgar onanista y sólo ha buscado plasmar su propia fantasía.
El arte, al menos como yo lo entiendo, y el verdadero talento de un director, está en su capacidad para mostrar algo verídico sin tener que echar mano de los recursos más fáciles, sino sugiriéndolos o al menos no haciéndolos tan absurdamente explícitos. La película habría ganado así en fuerza, poder de sugerencia, universalidad y sobre todo mensaje, sin quedarse en una superficialidad tan vacua y concesiva. Pero claro, sin estas escenas tan provocadoras no habría causado tanto entusiasmo en la crítica, de hecho habria pasado bastante desapercibida. No puedo por ello dejar de pensar que la de Kechiche es una visión muy cosificadora, aprovechada y morbosa sobre las lesbianas y que con el diamante que tenía entre las manos podría haber hecho una obra verdaderamente maravillosa pero se quedó en lo fácil, lo cual me parece muy triste. Existen multitud de alternativas y estrategias a la hora de comercializar una obra. Implicar y ofender a una serie de personas, e incluso a la autora de la obra literaria, es un mal recurso que demuestra, además, mucha prepotencia e interés por parte del director, preocupado más en vender un producto por el camino más burdo y facilón, reduciéndolo a un mero espectáculo morboso para llamar la atención, que en extraer y saber plasmar un mensaje más profundo.
Gracias por tu respuesta y saludos.
Buenas señorita iris…soy Mireia. He estado leyendo tu blog y te felicito gratamente porque me parece muy interesante y además participativo que en definitiva es lo que más mola, poder expresar también tus opiniones y debatirlas con los demás.
Que te voy a decir yo con la peli de La vida de Adele. Buaaa!!!!…fuí al cine hiper emocionada porque me esperaba un peliculón del quince y me encuentro con un largometraje de la relación entre dos chicas, cosa esperada por tod@s,hasta aquí ok, pero nena cual fue mi sorpresa cuando acabó la peli y me sentí vacía. No por la super relación que tienen las “protas”, que es de casi tres años, sino por el argumento y la forma de narrarlo. Creo que en tres horas podría haber contado muchas más cosas de su relación, de sus vidas… y no centrarse tanto en el primer plano llevado al hiper realismo más puro que existe. En tres horassss nos podría haber contado más la historia, sumergirnos en sus vidas, sus pensamientos, su filosofía, sus sentimientos… me parece que el director hizo la peli de cara a la galería y que se llevó el premio porque es una de las primeras pelis un poco transgresoras debido a su temática…Además, las escenas de sexo me encantaron, como no, pero creo que ese hiper realismo no merece tanto valor como para que sea tan explícito. Me pareció una historia más de sexo que de amor en sí. Así que me propondré esperar a que una directora y además lesbiana haga su propia versión.
Hola, guapa. Puedo estar en cierta manera de acuerdo con lo que dices. La profundidad en la relación no es demasiada. Pero sí que creo que se profundice en la relación de Adèle consigo misma. Creo que la cinta va de ella y solo ella. Emma es un evento circunstancial en su vida, que la marca terriblemente y le cambia la vida. Pero la historia es suya, de su madurez, de su autoconocimiento, de su crecimiento. Aun así, si hay que resaltar algo, sin duda, es la manera como está contada, no lo que cuenta la película. Pero para gustos colores. Yo solo he planteado mi visión y aquí todo el mundo tiene la suya. Gracias por compartirla. Y no me des ideas que igual esa directora soy yo, que últimamente ando muy inspirada ; ) Nos debemos una cena y unas beers, eh? Lo tengo presente. Besito, guapa.
A mi también me encantó la peli. Está rodada de una forma tan intimista que a veces me daba vergüenza mirar. Como si estuviese espiando a alguien real. La protagonista tiene una belleza natural y una forma de moverse tan hipnótica que las 3 horas se me hicieron cortas! Bravo Iris, muy buen análisis y muy bien escrito :)
Estoy de acuerdo. Es como si te estuvieras metiendo donde no te llaman, sobre todo en las escenas de sexo. En ellas Adèle está guapísima. Es increíble como muta a otro ser completamente diferente. Muchas gracias por tu comentario, guapa. Me alegro de que te guste. Espero verte más por aquí.
Hola, acabo de descubrir tu blog y me gusta ;) Llevé a mi chica al cine de sorpresa porque me hacía ilusión ver la película. Leí críticas y descripciones y no quise perdérmela.
Me gustó, y me ha gustado tu descripción de lo que viste. Mr gusta la introspección de la cámara, me gusta la forma de interpretar el tema, me gista la luz, me guistan esos pequeños detalles que hacen que sea una gran película. Pero he de confesar que se nos hizo un pelín larga, me hubiera gustado mucho màs con una hora menos de duración….Hago un símil con comida….casi prefiero quedarme con ganas de más, que llena a rebosar…lo disfruto más.
Felicidades por tu blog y felíz fín de semana ;)
Muchísimas gracias por tu comentario, Sonieta. La verdad es que no esperaba ninguno tan pronto. Estoy relanzando el blog y todavía quedan un par de detalles por pulir. Todavía no lo he movido y ya tengo un comentario. Genial!! Respecto a la peli, a mi chica también se le hizo un pelín larga. Yo la disfruté mucho y no se me hizo pesada, pero sí que es verdad que podría sintetizarse un poco. Aun así, hay muchas escenas que aparentemente no cuentan nada pero que bajo mi punto de vista, esconden mucho. Espero que sigas disfrutando con el blog. Un saludo!
Opino lo mismo que tú sobre las escenas y los detalles…seguro que se me escaparon mil mensajes subliminares… Pero lo dicho, me gustó muchísimo. Eres muy rápida respondiendo! :) hasta pronto!