Gandía Shore o la decadencia televisiva

No hay nada como tirarse una semana entera en Sitges viendo cine de terror, volver a casa y contemplar en la pantalla de mi televisor el auténtico horror, el terror psicológico más demencial. Y es que la realidad siempre supera la ficción. Sí, estoy hablando del nuevo reallity de MTV, Gandía Shore.
Supongo que el nombre lo han mantenido por seguir el formato inglés y norteamericano porque a mí se me ocurren namings mucho más descriptivos que “Gandía playa”, que es lo que significa el título del programa en cuestión. Podría haberse llamado perfectamente: “Nido de garrulos Tv”, “Sexo mucho, seso cero” o “Mis padres no me quieren”, porque hace falta tener el instinto paternal de Herodes para permitir que tus hijos participen en semejante sinsentido televisivo.
Y no hablo por hablar, que lo vi. Sí, sí, lo vi. Estupefacta me quedé en mi sofá tras contemplar los primeros minutos de programa: desenfreno, alcohol, sexo explícito, peleas, denigración de la mujer, incultura, vaguería… De todo un poco, oiga. No hace falta ser un genio para imaginar que de ocho chicos que se definen a sí mismos en base a su físico, el tipo de discoteca que frecuentan o cómo bailan en ella, no puede salir nada mínimamente decente. Pero a mí me gustaría que alguien me explicara cuál es el objetivo del programa. ¿Quién gana, por ejemplo? ¿El que más folla? ¿El que más zurra? ¿O el que bate el récord de “caris” “tetes” y “tetas” por minuto y frase? Lo que estos pobres ignorantes no saben es que solo son carne tirada delante de los perros. Contenido audiovisual putrefacto que les dará gloria mientras la demencia siga dominando la parrilla televisiva. Son títeres en manos de los señores MTV, efímeras gallinas de los huevos de oro, potenciales juguetes rotos de la decadente celebridad española.

"GANDÍA SHORE", UN PROGRAMA QUE HA "RUBORIZADO" HASTA A SUS RESPONSABLES

Pero lo más preocupante de todo no es que haya gente tan simple, hueca y exhibicionista capaz de vender su alma al diablo por un mísero bocadito de fama, sino que surjan hordas de iguales que encuentren en el lamentable espectáculo algo de provecho. Voyeurs de la indecencia humana, más concretamente de la Valenciana. Que esa es otra. Llevo cuatro años viviendo fuera de Valencia y la imagen que se tiene de nosotros (y digo nosotros apretando los dientes) es lamentable. Nos faltaba un reallity en el que se pone de manifiesto la pasión de los valencianos por la superficialidad, la vulgaridad y la ostentación. Mi madre me dijo una vez que los valencianos éramos como las fallas, de cartón piedra. Pues eso, relucientes por fuera y huecos por dentro. Este programa de televisión viene a confirmar esta fantástica metáfora materna.
Pero hay algo todavía peor que participar en el programa o verlo repantigado en el sofá: producirlo y permitir que se produzca. Es increíble ver cómo semejante apologías de la violencia, el machismo y la alcoholemia y la vagancia juvenil se emiten impunemente en una televisión que no deja de sorprenderme. ¿De verdad a nadie le parece ilegal fomentar según qué cosas a través de los medios de comunicación? Y más cuando se trata de un programa cuyo target es básicamente la adolescencia de este bendito país. Así criamos a las nuevas generaciones. Les enseñamos valores, les decimos que deben soñar a lo grande, tan grande como follar en directo en televisión. Les decimos que respeten a sus iguales y a los que no que los muelan a palos. Y por supuesto, les mostramos modelos de referencia y ejemplos a seguir y les damos cobertura nacional, no sea que se nos despisten. Mientras los mejores cerebros de España emigran buscando alguna oportunidad, los que nos quedamos aquí nos entretenemos viendo cómo triunfa la vagancia, la chulería y el coeficiente intelectual cero. Pero supuesto, es mucho más productivo criar una masa aborregada pasiva que personas pensantes que al final acaban convirtiéndose en manifestantes. Mientras el pueblo tenga la panza llena y el espectáculo en marcha, nadie pensará en otras cosas más preocupantes, como por ejemplo que España encabece el fracaso escolar y el paro juvenil en Europa. Pero claro, si premiamos y damos fama a los vagos, incultos y maleducados, ¿a qué esperamos que aspire la juventud española?
La inteligencia es un bien escaso y que cada vez se valora menos. No sé que vamos a hacer con ella. Quizá algún día hagan un reallity para superdotados. Ah, no, que eso no vende. Cómo puedo ser tan tonta. Ay, no sé que voy a hacer con todo el sarcasmo que me corre por dentro. Quizá lo pongo a la venta en Ebay porque pronto será una antigüedad muy valiosa entre los coleccionistas.