Una máquina casi perfecta

___Ex_Machina___

Vivimos el momento más increíble de la ciencia y la tecnología. Todo está mecanizado, informatizado y sometido a complejos algoritmos. El planeta se ha vuelto el paraíso de las máquinas. Ellas dominan nuestro mundo. ¿Por qué no algún día dominarnos a nosotros? No es un planteamiento nuevo. Lo hemos visto en cientos de películas de robots. Ex_Machina no explora, por tanto, nada que otros no hayan indagado ya. Lo hace, eso sí, a través de un código muy interesante.

Por lo general, las películas de robots me horrorizan. Me encanta la ciencia ficción, el movimiento cyberpunk, los films postapocalípticos, las distopías futuristas… pero detesto la acción. Me fascina cuando lo más importante es la idea, la reflexión sobre la cual gira el argumento y la atmósfera que genera el director. Véase Interstellar. Por desgracia para el género, la mayoría de películas protagonizadas por máquinas inteligentes son lamentables en este sentido y estruendosas y excesivas en el otro. Por suerte para mí, no fue el caso de Ex_Machina. Estamos ante una cinta silenciosa, sosegada y muy lenta. Tres personajes y medio (los espectadores entenderán) pueblan una única localización, cuya dirección artística refleja la sobriedad, la elegancia, la frialdad y lo aséptico de la tecnología fina, fina. Tanto que estremece. Pero todo ello sin perder el componente humano necesario para que la maquinaria, nunca mejor dicho, conecte con su público, dentro y fuera de la pantalla.

Ex-Machina-in-Norway

La película no inventa nada a nivel discursivo. El mensaje es el de siempre. ¿Llegará el día en que las máquinas nos superen en inteligencia y astucia y quieran tomar el control de sus vidas y las nuestras? Podría pasar. De hecho, ya pasa. Hay mucho smartphone bastante más smart que el alelado que lo manipula. Solo así se explica que el libro de Belén Esteban haya sido número uno en ventas o que el PP siga gobernando en Valencia.

No es una cinta fácil. No para todos los públicos. Si esperáis explosiones, disparos y supermáquinas, no vayáis a verla. Os aburrirá soberanamente. Si queréis ciencia ficción minimalista y realista con un continente diferente, esta es vuestra mejor opción. Bella composición, gran banda sonora, tan inquietante y demente como todo lo que propone; unos efectos visuales limpios y pulidos, y una tensión constante casi palpable. Hacer ciencia ficción es más difícil que nunca. La ciencia avanza ya casi más rápido que nuestra capacidad para generar ficción e intentar ir por delante sin que quede rápidamente obsoleto no es tarea fácil. Ex-Machina lo intenta y lo consigue, al menos formalmente.

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