Calma chicha mafiosa.

___La entrega.___

La primera vez que vi Shutter Island me quedé anonadada. Qué gran película. David Lehane es la pluma tras ella; no del guión pero sí de la novela en la cual se basa. La entrega ha sido guionizada por este mismo escritor y, además, ha tenido una muy buena acogida en el Festival de San Sebastián (premio al mejor guión). Así que todo parecía indicar peliculón. Por desgracia, no ha satisfecho del todo mis expectativas como thrilleradicta.

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Bob (Tom Hardy), un camarero que regenta la barra de un bar tapadera en Brooklyn, se encuentra un cachorro de pit-bull herido en el cubo de basura del jardín de una chica (Noomi Rapace). Ella, una mujer frágil y maltratada por la vida, resulta ser la exnovia del dueño del perro, un perturbado que empezará a acosar a Bob para recuperar a su perro y a su novia. A su vez, Marv (James Gandolfini), primo de Bob y exdueño del bar, cabreado con la mafia chechena, actuales dueños del garito, pondrá en problemas a Bob cuando el dinero sucio empiece a moverse hacia las manos equivocadas. Vamos, lo que viene siendo un thriller de crimen de los de siempre. La película está bien armada y tiene momentos realmente sensacionales. Diálogos de un humor muy negro y picos interpretativos sobresalientes. Pero la trama no sorprende. Michael R. Roskam dirige una cinta que no explora terreno virgen, que no indaga en el género. Los enigmas no son suficientemente potentes como para dejar en suspenso la historia. El film no es lo bastante violento como para sacudir al espectador en su butaca ni el entramado criminal rebuscado y/u original (véase RocknRolla o Snatch. Cerdos y diamantes, de Guy Ritchie). Más bien, prima la sencillez. La trama avanza con lentitud a lo largo y ancho de casi dos horas. Con la misma tranquilidad con la que los personajes habitan su mundo. La misma que caracteriza a Bob. El giro argumental final no llega a sorprender demasiado, no salta a la cara del espectador como gato rabioso; más bien, maúlla con timidez. Eso sí, la película tiene su magia. El trío protagonista formado por Hardy, Rapace y Gandolfini (para el cual fue su despedida) funciona a la perfección. Los tres están especialmente brillantes en un film que prefiere profundizar en los personajes más que en la historia.

Aunque poco trascendente por momentos y con un final con poco subidón, la película tiene diálogos de quitarse el sombrero y el buen rato está asegurado. Igualmente, volveré a ver Shutter island.

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